Sal y Luz del mundo

Sal y luz del mundo (MC 9 50; Lc 14 34-35). 
13 Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará? Ya no sirve para nada, sino para tirarla fuera y que la pisen los hombres. 14 Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de una montaña. 15 Tampoco se enciende una lámpara de aceite para cubrirla con una vasija de barro; sino que se pone sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. 16 Brille su luz delante de los hombres de modo que, al ver sus buenas obras, den gloria a su Padre que está en los cielos.

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